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Escuela para Padres – Período de Latencia

Lic. Liliana Quintanilla

Prof. Nuchi Perrone

 

A partir de la etapa edípica comienza la de latencia, fue el creador de la teoría psicoanalítica, Sigmund Freud, el que estudió éste período y le dio nombre.  El período de latencia se extiende desde alrededor de los 5 ó 6 años hasta aproximadamente los 11 años, cuando comienza la pubertad.  Siempre nos vamos a encontrar con niños e historias particulares que transcurren en contextos socioculturales y que tienen un potencial a desarrollar propio y para entender esta etapa trataremos de ir al origen de la palabra, latencia.  Procede del latín y a su vez tiene una raíz indoeuropea que significa: lo que está oculto, lo que se incuba ocultamente dentro de otra cosa sin mostrar actividad, y esta raíz indoeuropea produjo en griego la palabra –lethe- que significa olvido, pero, qué es lo que se olvida?

La latencia representa una detención del desarrollo sexual infantil, se observa una disminución de las actividades sexuales.  De ésta manera podemos entender de qué olvido hablamos.  Se trata de la sexualidad infantil, el niño olvida las atracciones hacia sus padres, que es  propio de los primeros años de vida.  La sexualidad ingresa en un estado de ocultamiento u olvido, se produce la amnesia infantil, que no es total sino fragmentaria.  (Si queremos recordar nuestros primeros años de vida, se mezclan los relatos, las fotos, videos, con los recuerdos).  Lo más significativo de esta etapa es la instauración de una nueva instancia psíquica, el Super Yo,  heredero de las figuras edípicas, con el que se instalan  barreras éticas, morales y se internalizar un sistema reglado.

Los juegos que realiza el niño con sus genitales eran sin cuestionamientos hasta ese momento, ahora, comienzan a avergonzarlo, aparece el pudor y el asco, ya no le gusta que lo cambien, ni que lo vean desnudo, no va al baño acompañado, prefiere hacerlo solo.

Los intereses del niño, se dirigen a otros destinos, hacia afuera, hacia lo extrafamiliar.  Poco a poco el niño va estableciendo nuevas formas de relacionarse con los otros, con el objetivo de pasar de un estado de dependencia absoluta hacia la independencia. Le otorga gran importancia  a los otros niños, la pertenencia a un grupo es de los asuntos más relevantes.  En el “pertenecer”, el niño pone a prueba frente a los otros niños sus cualidades y capacidades.  Los amigos adquieren una importancia, desconocida hasta ese momento.  Disfrutan mucho de la compañía, necesitan aprobación de los otros niños y la inclusión en los grupos de compañerosQuedar excluidos de los juegos o en actividades en el aula es de los episodios más dolorosos para el latente.

En éste período nacen nuevas figuras con quien identificarse, (tomar elementos del otro y hacerlos propios), pueden ser maestros, profesores u otros niños.  Los modelos que vienen de afuera de la casa comienzan a quitarle a los padres protagonismo y la exclusividad que hasta ese momento tuvieron la energía psíquica destinada a los padres cambia de canal y se dirige hacia  el aprendizaje, la pasión por aprender.

La sexualidad cede el lugar  al fortalecimiento de las funciones yoicas (memoria, razonamiento,, atención, etc.), y el aprendizaje de diferentes actividades: arte (música, dibujo, danza), deportes en general, lo que se suma a los aportes programáticas.  El latente todo lo aprende.  En la latencia cede la imaginación y reina la reflexión.  El deseo de aprender lidera los intereses del latente.  La energía psíquica se dispone al servicio del descubrimiento de nuevas fronteras dentro del ambiente en que viven, el niño siente placer a partir de la actividad intelectual.

La curiosidad es la característica principal de los niños en latencia y es por eso que en estos años se desarrolla el conocimiento muy rápidamente.

Con frecuencia escuchamos a los niños preguntar acerca del porqué de las cosas, de su origen, parecen filósofos, científicos explorando el mundo y tratando de entenderlo.  En este tiempo aumenta la capacidad de concentración gracias a la atención selectiva.  Pueden concentrarse en la información importante y olvida la que no lo es.  Alcanza la automatización, proceso por el cual las actividades mentales ensayadas se convierten en rutinarias y automáticas.  La herramienta fundamental es el lenguaje, se minimizan las acciones y se maximiza el discurso, lo verbal.  El lenguaje le da sentido a la vida anímica de los niños (nos cuentan que les pasa, si están   tristes, preocupados, si tienen un malestar físico, preocupados, si tienen miedo, etc.).  En ésta etapa suelen ser grandes conversadores en casa y sobre todo con sus amigos, construyen relatos interminables.

El Juego cambia, el placer su ubica en la evaluación de la realidad, las posibilidades y obstáculos que en ésta se presentan.  En la latencia temprana, se caracteriza por la utilización de la actividad motriz gruesa (juego a la pelota, bicicleta, correr, saltar, patinar). Es importante respetar el tiempo de juego de nuestros hijos ya que el juego y el dibujo colaboran en la elaboración de conflictos.

Las reglas y las normas adquieren gran importancia en los juegos de mesa,  pueden respetar consignas, tiempos de espera, también aceptan perder, lo que les cuesta mucho en la etapa anterior.

El dibujo más recurrente del niño en latencia es aquel que se emplaza en la hoja, lo que indica una mayor organización mental.  La aparición del cuello en esta etapa marca una notable división entre el cuerpo (lo impulsivo) y la cabeza (la conciencia, el razonamiento).  Es decir que el cuello representa una instancia mediatizadota.

La agresividad solo se desarrolla en forma encubierta, se manifiesta indirectamente a través del juego.  La competencia cruel es una de las manifestaciones más evidentes aunque de todas formas el niño intentará que tal agresividad se produzca de manera disimulada a los ojos de los demás.   La agresión escolar manifiesta (burlas, golpes, amenazas, discriminar y aislar a los niños), puede ser una forma de mal comportamiento en respuesta a una situación difícil que el niño intenta sobrellevar o pueden haber aprendido este comportamiento porque ellos son víctimas de agresión o abuso.  La agresión escolar no debe tomarse a la ligera, ya que puede tener graves consecuencias para el agresor y el agredido.  Los niños que son víctimas de agresión escolar son más propensos a tener problemas de escolaridad y a sufrir trastornos psicológicos,  una autoestima baja, sufrir ansiedad e inseguridad.  Los agresores tienen autoestima baja y eligen agredir a aquellos que son diferentes.  Agreden para lograr aceptación, destacarse entre sus compañeros y disminuye la capacidad de comprensión moral y empatía.

Así como los árboles no crecen tirándole de las hojas, tampoco nuestro hijos lo hacen salteando etapas evolutivas.

Es nuestra responsabilidad como padres acompañar su proceso madurativo, el desarrollo de su potencial que los convierten en individuos únicos.

 (Lic. Liliana Quintanilla)

 

Período de Latencia (Escolaridad).

 

Comenzar el Jardín de Infantes, la Escuela, es un momento de gran movilización donde la familia, su grupo de pertenencia, deja de ser el núcleo fundamental, el niño ya es un Ser en el mundo.   Otras figuras serán muy importantes para él: el maestro, profesores especiales, compañeritos tomarán gran relevancia.

Comienza un período de socialización donde la mamá, en algunos casos, puede sentirse excluida.  Hay niños que se adaptan fácilmente, que no necesitan de la presencia de la mamá para quedarse en el jardín o la escuela y otros que necesitan un período más largo de adaptación.    Esto produce angustia en los adultos y los niños la perciben.

También debemos estar atentos a esos niños que no causan problemas, que cumplen con todo lo que se les pide, disciplinados, ordenados: puede ser que estos niños no esperan nada de lo que lo rodea,  y no molestan, pero, podemos inferir que alrededor de él no hay nadie confiable que soporte su desorden.  Denominamos a estos casos “niños sobre-adaptados”, perfectos? No tan perfectos.  Pueden presentarse con cierta apatía, retraimiento, depende…si no molesta, puede ser que no pone en juego cierta agresividad, destructividad propia de la niñez y del crecimiento.

Es fundamental propiciar el espacio del juego: compartir, enojarse, divertirse, fomentar la fantasía (importante para el desarrollo mental).  Para el Dr. Winnicott, (pediatra y psicoanalista inglés), el juego es un espacio transicional entre el mundo interno y externo, por eso el juego le permitirá armar su mundo interno (su subjetividad).  Lo importante no es el juguete en sí, sino la posibilidad de que pueda desarrollar un espacio de creatividad, en donde el juguete pasa a ser solo un medio, un instrumento, ya que, el juego, es el precurso del estudio, del trabajo, del compartir, del cuidar, ordenar y aceptar las reglas o desafiarlas.  El niño puede jugar solo o acompañado, y es donde experimentará vivencias muy fuertes como la de sentirse excluido e elegido por el grupo.

Igualmente son importantes los cuentos (momento de espacio común entre la mamá, el papá, los abuelos y el niño), permiten que los niños se encuentren con lo diferente: el bien, el mal,, la justicia, el miedo, los desafios,etc., no nos olvidemos que vivimos rodeados de palabras y en un mar de historias.  También es bueno saber que es igualmente educativo tanto leer un buen libro como ver una buena película juntos.

La elección del Jardín de Infantes, de la Escuela es una decisión muy personal, pero debemos tener en cuenta que si va a una escuela muy diferente a su grupo social, familiar, en lugar de enriquecerse puede sentirse perdido, discriminado.  Es en la escuela donde se fomentan los primeros vínculos sociales, por lo tanto debe ser coherente con los valores que la familia transmite.  Sería bueno en lo posible que esté cerca de la casa, para que pueda compartir espacios de juego, invitar a sus compañeros, etc.  Lo mejor es elegir la escuela adecuada,  ya que “no todos los hijos son iguales”.

Nos preocupamos cuando en algunos casos aparecen problemas en la escuela, uno de los factores causantes puede ser lo emocional,  el niño esta preocupado por algo que le está sucediendo a los papás, o hay conflicto en la relación con los hermanos, (un nacimiento), el fallecimiento de alguien muy cercano a él, esto lo  angustia y se refleja en el proceso de aprendizaje.

Cuando un niño nos muestra que algo no funciona bien, nunca es un problema que solo incumbe a él.

Debemos saber que no todos los niños crecen, maduran al mismo tiempo, en primer grado o año, o fin del jardín de infantes hay algunos que ya leen y otros que recién reconocen las vocales y algunas letras.  Unos necesitan más tiempo que otros, pero a veces nuestra ayuda se convierte en una presencia agotadora y pueden iniciarse los primeros síntomas en el aprender, hay algo que los niños no pueden manejar y es “la ansiedad de los padres”.

A veces nos encontramos con padres que ayudan a realizar la tarea porque “tarda mucho” pero esto es irrumpir en la privacidad del niño, la buena nota obtenida sería más para los padres que colaboraron que para el niño, y no es la solución del problema, si lo pensamos unos segundos lo estamos perjudicando.  La tarea es responsabilidad del niño, y no es bueno que los padres terminen agotados en un lucha para que lleven todo perfecto.  Es acompañarlos, no es control.

El hogar y la escuela, constituyen el mundo del niño, cuando tiene dificultad en la escuela, puede sentir que le está fallando a los padres, es bueno darle la dimensión adecuada, es un llamado de atención, algo sucede, puede ser que algo esté obstaculizando el proceso de aprendizaje.  Cuando un niño no puede, está  comprometido emocionalmente con algo que lo preocupa.  Ve  gestos, signos que no le pasan desapercibidos.  Para que vaya construyendo su autoestima debe sentir que sus padres se sientan orgullosos de él, que lo acepten como es, mas allá de que le marquen sus errores.

Hay padres que solo marcan, señalan lo que está mal incitándolos constantemente que pueden más, acá el niño se siente presionado, aunque después de éstas demandas le digan “estoy orgulloso de vos”.   Como padres podemos aceptar a un niño imperfecto, si somos tolerantes y podemos aceptarnos nosotros mismos con nuestros errores y faltas.

 

Los niños y la tecnología:   

 

En este siglo XXI, los objetos tecnológicos ocupan un lugar central en la vida laboral y personal de todos los que conformamos la sociedad.  Computadoras, teléfonos celulares, las tablet, la play, etc., etc.…., son objetos que nos facilitan:

  • Nuestros vínculos
  • La comunicación con los otros.
  • Nos dan placer, nos brindan entretenimiento, distracción, nos acompañan y todo esto mejora nuestra calidad de vida.

Los niños están atraídos, fascinados por estos objetos y sus posibilidades y ellos desarrollan un vínculo cotidiano que es preciso acompañar y orientar desde  la elaboración de criterios coherentes.  Nosotros como adultos, fuimos educados sin la presencia de muchos de estos objetos,  que para los niños son ahora cotidianos.  Esto hace que muchas veces no sepamos como ayudarlos a organizarse frente a ellos. Es más, en muchas ocasiones son ellos quienes nos indican como aprovechar ciertas funciones del celular o la computadora.

Es importante apostar a la comunicación, al diálogo, al intercambio y sobre todo a la presencia sostenida y cercana con los niños y los objetos.

Se puede sugerir:

  • No tomar una posición prejuiciosa o contraria frente a la presencia y uso de la tecnología.
  • No prohibir, sino, acompañar, supervisar, preguntar sobre los usos y contenidos posibles.
  • Establecer horarios y tiempo de uso de las computadoras, tablet, etc.  Por último: pedirle al niño que nos enseñe.

Este tipo de pedido, o demanda incentivan la posibilidad de que pueda mostrarnos sus potencialidades e intereses y al mismo tiempo nos permitirá enriquecernos.  Por ello es importante tomarnos un tiempo para acompañarlos desde lo vincular y lo tecnológico,

Pensar, reflexionar, revisar, informarse y estar presentes son instancias, que debemos promover en contraposición de, negar, omitir , huir o dejar a los niños librados a sus deseos.

Todos somos conscientes que no hay aspecto de la vida humana que la tecnología no esté trastocando para bien o para mal.  Por un lado, no hay modo de detener la innovación tecnológica, pero, recordemos que los mejores resultados para una buena educación se obtienen con la interacción de la familia, la escuela, los medios de comunicación y otras instituciones y esta tarea se hace en todo lugar y todos los días, todos somos para bien o para mal, educadores de los que nos siguen.

  (Prof. Nuchi Perrone)

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