0

Siguiendo las huellas del coronavirus

                -Aporte para construir nuestra experiencia-

JORNADA 2020 CEPQ- CÁRCAMO

Prof. Susana A. Sciannameo

   Mi experiencia como docente en diversas ramas de la educación pública es larga. Se llevó cuarenta y siete años de mi vida. Empecé siendo muy joven  , en el año 1965, y me jubilé en  el 2012. No abandoné esta profesión, pero tengo el privilegio de poder disfrutar de una libertad que nunca tuve, que entre otras cosas, me permite reflexionar en perspectiva, sobre ese  largo itinerario . Por tanto, aquí voy, con la previa aclaración de que las palabras de autores que menciono, son las que me ayudaron a pensar y comprender.

Quise enseñar la filosofía en la que me formé y me formo aún. Cometiendo muchos errores metodológicos, busqué guiar procesos de aprendizaje  que permitieran a  los educandos contar con recursos para pensar la realidad, entendiendo que en esto consiste la concientización y el pararse sobre los propios pies en las situaciones socio-históricas que nos toca vivir. Tal parece que, en este orden, la filosofía puede cumplir una función. Al ponerme a pensar,    sobre  mi aporte posible a esta  jornada, reparé en primer lugar, que el trabajo docente que  siempre realicé con mayor convicción fue el que condujo a un grupo a elaborar una problemática que los preocupaba. Mi trabajo partía desde la ardua tarea de generar condiciones de diálogo, seguía con el registro de todas las impresiones, opiniones, relatos que aportaban los educandos. Esta etapa me daba el material para organizar la unidad de trabajo y es precisamente aquí  donde  encontraba huellas, rastros, para comprender el mundo de mis alumnos. Como docente de filosofía debía facilitar la producción  de conceptos ,   que permitieran justamente , pensar ,  esa situación de sus existencias.  Ese es un aporte que se hace con textos de pensadores , adecuados al problema, explicaciones, material audio visual , etc. . Por otra parte, yo, no estaba totalmente fuera de esa historia. Este es el campo de  experiencia desde donde  hablo.

   Advertí  también, que durante es largo período laboral, había transcurrido mucha historia, que nos había marcado, y que condensaba grandes sufrimientos  sociales. Golpes de estado, persecuciones y desapariciones.  La guerra de Malvinas. Advenimiento de la democracia. Advenimiento del neoliberalismo , achicamiento del estado ,precarización  laboral y desocupación. A  medida que avanzábamos en democracia, se fueron manifestando diversas problemáticas sociales   que remitían a contextos más personales,  familiares o barriales .Las adicciones por ejemplo. Así las cosas, se fueron presentando  otro tipo de dificultades, frente a las que llegué a sentirme  inerme, como tantos  compañeros de ruta.   Muchos de mis alumnos conocieron la persecución, otros eran policías o gendarmes, o ex estudiantes de  la carrera militar de la ESMA,  que consiguieron una atribulada baja  antes de que los convirtieran en integrantes de grupos de tarea. Algunos, preparados para tareas específicas, telecomunicadores, por ejemplo, debieron obedecer órdenes y participar en operativos represivos. Muchos, eran  ex combatientes de Malvinas ,  que sobrevivieron ,  y a los que quise y valoré profundamente. Algunos,  jóvenes  que se habían formado con el P.Mujica en la Villa 31, en quienes se podían  ver aún, las huellas de su bondadosa influencia.  Algunos,  viejos delegados, que se habían formado con A . Jauretche o Scalabrini Ortiz, en algún Instituto de Capacitación Sindical, beneficiados por la acción  de la pedagogía  de F.O.R.J.A. (Fuerza Orientadora Radical de la Joven Argentina), en cuyos lineamientos yo también me formé.

   En definitiva, crisis  sociales  de índole diversa. De toda esa escucha, aprendí que el sufrimiento social tiene que tener lugar. Debe darse lugar a que se exprese, y se elabore. A que sus protagonistas puedan ponerle  guión .Esto es un imperativo , una cuestión de ética social  y política. Entendiendo por político, no el banal juego de poder entre facciones, sino lo que atañe a los vínculos de una sociedad. En este plano, valoro el esfuerzo de propiciar espacios de diálogo, que habiliten esa posibilidad y agradezco en esta ocasión el poder hacerlo.

   La metodología pedagógica que me formó en el diálogo concientizador,  fue la ideada por el pedagogo brasilero Paulo Freire, y es desde este marco de experiencia que acerco estas sugerencias de un pensar que siga  las huellas , como camino de creación de un sostén existencial para la zozobra que vivimos en estas circunstancias  de pandemia.

    Toda vez que la conciencia se pone a trabajar , percibiendo, percibiéndose y pensando ,ligando como aprendí  del psicoanálisis, entrando en diálogo , hay  construcción de realidad social, y este es un plano fundamental  de la puesta en movimiento de la   vinculación democrática en una nación. Sin este movimiento de  conciencia, no hay democracia, sino una sociedad zombie, en un grado extremo de patología. Me animo, a incluir una expresión de Merleau Ponty, que me ha dado  fuerzas en circunstancias en que las necesité: la conciencia haciendo su tarea, es el espíritu  en movimiento…

. “ Seguir la huella…”

   El título de este breve aporte plantea ,  pensar  a partir  de las huellas que va dejando  la pandemia del  coronavirus. Una huella es un rastro. Un rastro es tal, para un rastreador .Nos convertimos en rastreadores guiados por una oscura intuición  ,  que nos pone en camino. Ese camino  está pleno de imágenes y vivencias de las que nos vamos dando cuenta. Darse cuenta es arduo, se aprende, se puede desarrollar .Las huellas, son rastros que hay que aprender a ver, a registrar .Ni más ni menos. Ver,  como desfilan imágenes , frases, fragmentos.  No es tan simple porque  pueden entrañar dolor .Aprender a verlo en uno mismo y en los otros es obtener la materia pasible de pensamiento . Puede así,   preparar el terreno para una vinculación más comprensiva,  y para la simpatía, indispensable para llegar a la paz. “Simpatía”,   es la respuesta que obtiene el  Dr. Rieux personaje de “ La Peste” , de A. Camus. , al preguntarle a  Tarrou,… “si tenía alguna idea del camino que había que escoger para llegar a la paz.”  -“Sí, la simpatía-“ ,  responde Tarrou.  Los registros pueden ser materia de una creación artística, pero la perspectiva que  nos importa es cómo el pensar en situación,  compartido  ,   puede  ser un recurso de construcción de sostén existencial,  en circunstancias históricas críticas como  ésta.

   Ahora bien, ¿dónde están las huellas, esas que son rastros para un rastreador? En nuestro cuerpo, en nuestra  psique. Nuestro cuerpo nos sitúa con una particularidad intransferible en –el –mundo, es el centro perceptivo integral que nos permite captar nuestro ángulo de situación, que se equilibra y desequilibra al impacto de la vida. Ser en el mundo quiere decir, en primer lugar  que el mundo es tal para un humano que lo percibe , que lo siente , en el que vive aún antes de que  se haya detenido a reflexionar .Hasta que…..,hasta que algún acontecimiento interrumpa ese originario lazo de familiaridad , nos perturbe , nos provoque una zozobra  tal ,que  necesitemos pensar, que busquemos pensar . Puede que no suceda, que no pensemos, porque en palabras de  M . Heidegger, ”lo grave de esta época grave , es que no pensamos”. No hay primero un mundo y luego un hombre .Mundo es tal para un humano . Mundo y hombre son polos de un arco que da la conciencia y no hay uno sin el otro . Eso es  ser – en – el mundo. Nuestros cuerpos viven en sus  músculos, tendones, articulaciones y órganos los impactos de la historia  y de la realidad. Y nos lo cuentan en su lenguaje hecho de tonicidades musculares, contracturas , dolores, equilibrios y desequilibrios, posiciones, gestos y rictus ,  enfermedad, y también bienestar y placer. Esas son las huellas ,los rastros, que el mundo de la vida va  dejando en nosotros y una concientización propioceptiva, una conciencia perceptiva que aprenda a verlos y seguirlos puede ayudarnos a restituir armonía y a entender qué nos pasa. Por este camino, el cuerpo pasa a ser nuestro cuerpo. Todos los cuerpos tienen sus “zonas de choque”. Son los lugares adónde van las emociones negativas , el miedo, la angustia, la ira, el stress, los conflictos que no podemos asumir.  Las que se rigidizan, contraen  , duelen y bloquean , y son por tanto, las que nos dan señales de posibles   patologías. La concientización es un paso indispensable para sensibilizar empezar a mover, abrir y desbloquear. Es un recurso al que podemos acceder para procurarnos algún orden de bienestar , a través de un trabajo consciente . Las actuales circunstancias de la pandemia, sin duda, deben estar dejando sus marcas en nuestros cuerpos  y es preciso que echemos una mirada.

   Porque….

                 – “algo anda mal en Dinamarca”-

                                                                            Según nos anotician los guardias que custodian el portón de entrada al palacio, en el  primer acto de “ Hamlet”. Esa puerta de la que se ha dicho, que “está fuera de sus goznes”, es decir, fuera de quicio . Además, los guardias ya han visto el espectro del rey asesinado. El rey que ejercía el poder por derecho, ….  asesinado.

     Sólo diré que espero que como  pueblo, logremos enfrentar nuestros fantasma . No tengo todavía gran claridad en ello, pero trabajo esforzadamente…                   

    Pues bien, en lo que a la Argentina respecta, las cosas venían de mal en peor, y llegó la  pandemia, para agudizar la crisis y ponernos a punto  de un progresivo peligro de estallido.  Porque la pandemia, llegó a nuestra geografía a poco de que tomáramos conocimiento de lo que sucedía en  China y Europa. Paulatinamente, fue ocupando el espacio simbólico mediático, con información, datos estadísticos, consejos, elogios y controversias de diversa índole. El estado nacional dispuso una política sanitaria de regulación de la pandemia, la implementó y administró. A mi entender, se pueden plantear críticas y modificaciones, pero en este aspecto no hubo ausencia, ni discursos negadores y omnipotentes. El postulado básico para la política sanitaria ha sido, que la índole de propagación del contagio requiere cuarentena, la cual posibilitó el aprestamiento del sistema de salud, y que, hasta tanto contemos con vacunas, no tenemos  más medios de protección que el aislamiento, la distancia social, el barbijo y la higiene. A mi entender, estos son aspectos básicos para caracterizar la coyuntura que atravesamos: un virus de origen dudoso, que afecta mundialmente a las poblaciones, respecto del cual contamos por el momento, con un repertorio limitado de medios para protegernos. Introduzco, dos alertas, que funcionan para mí como llamados de  atención: si este virus covid 19 , es producto  de una  manipulación genética de laboratorio, se abriría un complejo panorama, donde el papel de las transnacionales farmacéuticas, no sería una cuestión menor. Lo formulo condicionalmente porque carezco de los medios suficientes para confrontar esas informaciones. El segundo alerta está referido a las vacunas: creo  que debemos apoyar el criterio de la posibilidad de  consentimiento informado, frente a una  eventual vacunación masiva  obligatoria.  

   Pues bien, en este contexto, nuestras condiciones de existencia se han modificado significativamente. Nuestros modos de subsistencia, nuestros trabajos y nuestros vínculos han sufrido diversos órdenes de interrupciones y quebrantos. Las condiciones materiales de vida han colapsado, con distinta intensidad, según las clases sociales, para los sectores más pobres  de nuestro pueblo, en forma alarmante. Todas las carencias históricas,  sanitarias, habitacionales, educativas se han escenificado crudamente. Ya existían, pero la pandemia las detonó sin ambigüedades. La tecnología ha pasado a mediar en todos nuestros vínculos. Esto es un cambio cualitativo en nuestras formas habituales de  comunicación.

   Esta descripción del cuadro de situación  es insuficiente y genérica . Pero me pone en la segunda dirección posible del trabajo de nuestra conciencia, el del registro de las representaciones que mi psique produjo en su interacción con la realidad. Debo pasar de lo  propioceptivo, registro de lo que siento corporalmente, a lo perceptivo, a lo que se me da del mundo en las vivencias del percibir. Las rastreamos para idearlas, formar concepto y valorarlas. Es decir, las trabajamos, pensando, nos trabajamos al re-flexionar sobre nuestro mundo. Sartre, plantea como exigencia, debemos trabajarnos, debemos pensar nuestra existencia, nuestro ser-en el-mundo. Es condición de posibilidad de un accionar con propósito, con sentido.

   Me permito nuevamente apelar a la fuerza de palabras y pensamientos bien expresados. …”lo grave de esta época grave, es que no se piensa”, dice  M.Heidegger en una de las primeras lecciones de “Qué significa pensar”. Si jugamos con los sentidos de las palabras “grave”  y “pensar, veremos  que se está diciendo: hay cuestiones de peso en la época , cuestiones graves,  que deben ser pensadas. Pensarlas gravita, podríamos decir. La palabra “pensar”, está semánticamente relacionada con “pesar”, “sopesar”, “mediar”, ”poner en el medio”. ¿ Qué ponemos en el medio? Esa construcción simbólica que nos posibilita el lenguaje, en la que está expresada  la significación que tienen las circunstancias para nosotros. El sentido del mundo,  de lo real. Esto pesa, gravita. Pero también gravita que no  lo hagamos. Que no pensemos. Que desoigamos, que desmintamos las huellas- representaciones , que viven en nosotros, porque nos duelen y no podemos. Pero…. Y aquí me permito incluir una cuestión,  la incertidumbre, el miedo, el terror , avanzando en grados crecientes de gravedad, es decir, me refiero, en esta instancia a la experiencia  de lo siniestro: “Umheimlich”,  en alemán. Menciono la expresión en alemán porque contiene la palabra “Heim”=hogar, heimlich= hogareño…La partícula “um” es negativa, lo que permitiría decir que uno de los sentidos de ” Umheimlich”,puede ser ,”lo que no tiene hogar .¿Dónde? ¿Dónde está el hogar?  En el seno del lenguaje. No ha sido  hablado, pensado, expresado. Me apoyo nuevamente, en lo que comprendí de Heidegger : “el lenguaje es la  morada del hombre”. La casa, ese fogón , del fragmento de Heráclito , “dónde también están los dioses”, en la referencia   que hace  este pensador , en “Carta para un humanismo” .

   Toda experiencia conmocionante, corta los lazos de familiaridad que tenemos con la cotidianeidad. En una actitud natural, pre-reflexiva, andamos un tanto  desprevenidamente por el mundo, utilizando lo que necesitamos y tenemos a la mano. Hasta que, un acontecer sorpresivo irrumpe e interrumpe esa familiaridad. Nos extraña, nos desconcierta y nos deja asombrados perplejos, desorientados, dudando, angustiados, aterrados a veces. Esto es lo que entendí como experiencia  metafísica. Puntapié  inicial de un proceso de pensamiento, porque según reza la frase frontispicio de Aristóteles en la Metafísica: ”Todos los hombres desean por naturaleza saber”. Y el desencadenante de ese deseo, es la experiencia  conmocionante que nos arrancó de la tranquilidad de la cotidianeidad, de la relación natural con el paisaje, con el mundo, con la vida. Todo psiquismo, le escuché explicar a la Dra.Rocca, necesita  poner figura y palabra a las experiencias traumática.  Recuerdo,  en una quizá arriesgada comparación.   Pues bien, desde  Nietzshe y Marx, la principal proveedora de experiencias  conmocionantes, es la  historia humana. No precisaré detalles y ejemplos. No hace falta.

   Para Heidegger, es  la memoria, Mnemosyne, la musa que inspira, mueve y conduce el pensar por sus huellas, posibilitando el trabajo del lenguaje de darle hogar a lo que no lo tiene.

   Me impresionó lo que plantea H.Arendt, en su investigación sobre los totalitarismos: no había, no contaba con conceptos, palabras para pensar estos procesos históricos. Menuda tarea emprendió.

    Ahora bien , y a modo de cierre, por fin, digo: la pandemia indudablemente interrumpió nuestra cotidianeidad amenazando nuestros marcos de vida, y también, nuestra vida. Pregunto, ¿qué debemos proteger? ¿Qué debemos pensar?

   Con respecto a la primera pregunta, contesto y me contesto, nuestros vínculos y todos aquellos espacios de afectos y diálogo con los otros. Incluso me atrevo a decir, darle vida a aquellas tradiciones de nuestra cultura que nos reúne. Soy consciente, de  las limitaciones del aislamiento. Pienso en el mate, la comida de los domingos. Cuando viajé por la Patagonia, me gustó ver en las estancias, lo que llaman “la matera”, recinto con un fogón en el medio, donde los trabajadores se reúnen a tomar mate, a  narrar.  El  cuento, es una tradición latinoamericana.

   Con respecto a la segunda pregunta , aclaro que no la pienso en relación a ámbitos estrictamente personales. Creo que , como país, la situación es tan crítica, que todos nosotros tenemos que abrirnos a la información y a la discusión acerca de nuestro futuro ,en  cuanto a trabajo, generación de riqueza, educación, vivienda, salud. Recuperación y conocimiento de nuestra cultura e historia, como modo de afirmar una identidad colectiva. “El fuego pa’ que caliente, ha de venir bien de abajo”, dice Martín Fierro. No tengo otra forma más sintética de decir que la conciencia histórica es lo único que puede generar fuerza social, incluso  para controlar a los estados que defraudan y destruyen. Gracias.            

admin